LA INCONDICIONALIDAD.

 El amor incondicional es pura fuerza y, de seguro, mueve montañas; es el empuje que permite llegar a donde otros piensan que no es posible. Se nutre de un combustible inagotable; cuando el ánimo empalidece y el aliento parece cortarse, de algún lugar toma el aire necesario para seguir. Ese es el tipo de amor que reclama la crianza.

                                                                                                                    Lucas Raspall

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