En el descanso nos paramos para repararnos.

Esta casita el próximo 30 de julio os dice "hasta luego" durante un mes. Paramos para repararnos para volver a nuestro segundo hogar con otro temple, con otra cara, con otra mirada y, sobre todo, con otra presencia.

Gracias por ser Y estar. Os deseamos un feliz DESCANser. ¡Os queremos mucho!

*Os recordamos que la casita abre de nuevo las puertas el 6 de septiembre de 2021. Nosotras empezamos el  curso un poco más pronto para que cuando vengáis esté todo a punto para arrancar el curso.

La Ilustración de Liniers – Grafitat

Si no descansar es una manera de profanar nuestros trabajos, trabajar es el modo privilegiado de honrar nuestro descanso.

En el descanso nos paramos para repararnos. Descansar justa y convenientemente implica siempre un rehacernos, un rehabilitarnos y un recuperarnos para volver al mundo con otro temple, con otra cara, con otra mirada y, sobre todo, con otra presencia.

El descanso es don, es dádiva, es regalo y ha de ser un espacio y un tiempo para recibir y recibirnos. Todo lo recibido en el descanso ha de ser devuelto al mundo como trabajo, como ofrenda, como presente, como un espacio y tiempo para dar y darnos.

Descanso y trabajo son los dos latidos básicos de los corazones justos y que danzan la coreografía de la generosidad. Trabajar sin descansar es explotación. Descansar sin trabajar es alienación y enajenación. Aquello nos desborda, esto nos vacía.

El auténtico descanso, las verdaderas vacaciones que hacen honor a su nombre de «días sagrados» (holidays), son aquellas que nos sirven para renovar nuestras mejores energías y que reavivan la llama de nuestra entrega.

El trabajo no es un mero hacer, es una expresión expansiva del Ser. Por eso un sistema económico que pervierte, rebaja y prostituye el trabajo, considerándolo mera mercancía, es inhumano, injusto y perverso.

Todo trabajo debería servir para hacernos en aquello que hacemos. Todo trabajo que impida la realización humana debería ser transformado, anulado o proscrito.

El trabajo es sagrado porque es ofrenda. Y toda ofrenda auténtica siempre colma a quien la entrega.

Nuestros trabajos son mucho más que meras tareas, actividades o quehaceres profesionales: son, o deberían ser, espacios de autorrealización, tiempos de comunión e intercambio, momentos de encuentro e instantes de plenitud y gozo.

El trabajo es la manera que tiene el corazón descansado de derramar sobre la piel del cuerpo social el agradecimiento que suda por los poros. Todo trabajo hecho con amor y como ofrenda es himno cósmico y plegaria por el bien de los otros y del mundo.

JOSÉ MARÍA TORO

Texto del libro:  MI ALEGRÍA SOBRE EL PUENTE

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