El JUEGO LIBRE pertenece al niño, ni a nosotros ni a los materiales.

 

EL JUEGO LIBRE


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Cuando nos planteamos acompañar el Juego Libre de lo que estamos hablando es de preparar un espacio que promueva un juego absorbente en el que el bebé/niño/a pueda decidir con qué juega, de qué forma, durante cuánto rato y en qué posición o posiciones.

Hablamos de un JUEGO que es autónomo, espontáneo y autoinducido. 

También entendemos que el juego libre durante los primeros años es suficiente para realizar los aprendizajes básicos sobre el mundo físico y el conocimiento de uno mismo en actividad, así como es el inicio de la vida social cuando el juego se realiza en espacios con otros niños.

Durante el juego libre se dan lo que llamamos PROYECTOS DE ACCIÓN, estos proyectos necesitan:

1) una idea previa en la mente del niño con un objetivo

2) La acción en sí misma que se realiza la consecución objetivo y que es fuente de experiencia sensible, significativa y propioceptiva 

3) Un resultado que puede ser positivo o negativo, lo que permite regular y proyectar de forma más ajustada las siguientes acciones

Lo que nos parece un bebé que no hace nada o que «solo» está manipulando una flanera colocado boca abajo, implica todo un proyecto de acción que se acompaña de la actividad del cuerpo en movimiento, no es una acción fútil ni a despreciar.



Por lo tanto, el JUEGO LIBRE es un juego autónomo y autoinducido, el bebé/niño/niña debe marcarse su propios objetivos y tomar sus propias decisiones, es la única forma en la que la experiencia que proporciona el juego sea real, significativa y adaptada a los intereses y necesidades según el momento de desarrollo y madurativo

LAS PROPUESTAS DE JUEGO LIBRE

En base a lo que estamos diciendo y para que las decisiones que tome el bebé o niño sean reales hace falta que los materiales sean variados, suficientes y que no predominen de forma ostentosa unos materiales sobre otros.

En general se trabaja con propuestas y presentaciones sencillas, variadas, que permitan múltiples usos y combinaciones, materiales abiertos que no necesiten de explicación ni de intervención adulta, lo que entendemos por materiales desestructurados y abiertos.

Evidentemente buscamos una presentación de los materiales que sea armónica, ordenada y estética, que le transmita al niño que pensamos en él y lo cuidamos a través del cuidado del espacio y los materiales.

Buscamos también que haya suficientes y variados materiales y que estos ocupen todo el espacio, ya que los niños, en estas primeras edades están en constante movimiento y este movimiento, además, es indisociable del propio juego y la actividad mental o pensamiento.

Se discurre en movimiento, se expresa en movimiento, se relaciona, aprende y toma conciencia de sí mismo, de mundo y del Otro en movimiento.





 

PROVOCACIONES, MINIMUNDOS, MESAS DE LUZ Y EL EFECTO GUAU

El EFECTO GUAU es ese efecto por el que unos materiales llaman la atención de forma ostentosa por encima de otros materiales (no voy a poner fotos, podéis buscar en IG).

Estos materiales, aún desestructurados, se acostumbran a presentar de formas complejas, sofisticadas y llamativas, toman un espacio central del aula o del espacio de juego y ejercen un inevitable EFECTO LLAMADA, el niño es llamado por lo ostentoso de la presentación a jugar en ese espacio y con esos materiales, en detrimento del resto de materiales que pasan a ser actores secundarios, casi de relleno.

En ningún caso quiero desmerecer la presentación del material en sí misma o la idoneidad de su uso en circunstancias particulares, lo que planteo es la necesidad real de que estas formas de presentación GUAU inunden aulas y hogares y acabemos realizando formaciones enfocadas casi exclusivamente a formas de presentación sofisticadas que acaban dirigiendo la actividad del niño de forma velada, sutil y alejada de la esencia del juego libre autónomo y espontáneo.

EL EFECTO LLAMADA

Cuando ejercemos el EFECTO LLAMADA a través de presentaciones ostentosas y sofisticadas eliminamos la capacidad autónoma del niño, le estamos diciendo, quizá sin darnos cuenta, a qué debe jugar y dónde está lo interesante.

De esta forma, como digo, estamos eliminando la capacidad real de decidir en qué y cómo quiere ocupar su tiempo, no solo dejamos el resto de materiales como secundarios de menor valor sino que el tipo de provocaciones , minimundos y demás propuestas GUAU suelen ocupar el espacio de juego durante un tiempo limitado, no de forma permanente, pro lo que además les sumamos llevar al bebé/niño/niña a necesitar de la novedad constante.

El niño así no decide con qué ni cómo juega, realiza un proyecto de acción conducido por el adulto, un proyecto de acción que tampoco va a poder extenderse en el tiempo ni transformarse a medida que el juego del niño se vuelve más complejo.

EL VALOR DE LO COTIDIANO, LA SENCILLEZ Y LOS RITMOS PAUSADOS

Hemos cambiado un tipo de consumo de juguetes que hacen luces y sonido por un tipo de consumo de presentaciones espectaculares y sofisticadas, que necesitan de la constante novedad y en muchas ocasiones inversiones económicas importantes en la compra de materiales «naturales y alternativos».

Cuando comprar cuatro troncos de madera es más caro que si compramos el propio árbol debemos empezar a preguntarnos qué narices nos está pasando.

El valor del juego libre radica en el uso de materiales cotidianos en su mayoría, sin fuegos artificiales ni presentaciones que indiquen al niño qué materiales son más importantes que los otros, todos los materiales del espacio de juego deben ser presentados con el mismo cuidados y el mismo valor.

Para que se de un verdadero juego absorbente y que el niño pueda sentir que es el quién decide, quien proyecta y quien acciona es necesario que sean presentaciones sencillas ¿no era el niño el protagonista durante el juego?

Hace falta tiempo, no dos o tres horas, hace falta que pase un día tras otro, con los mismos materiales, explorando e investigando, poniéndolos y poniéndose a prueba, cambiando su uso y sus posibilidades combinatoria a medida que crece y madura.

Materiales sencillos, cotidianos, abiertos, donde el niño es quien decide y tiene tiempo para mirar alrededor y decidir qué y cómo porque no hay una presentación por encima de las otras. 

Si todos los materiales son presentados con el mismo cuidado eso le dice al niño que decida lo que decida en el juego tiene el mismo valor.

EL ACOMPAÑAMIENTO ADULTO Y EL VALOR DE HACER SIN HACER

Aquí llegamos a uno de los gruesos del adulto, hemos pasado de decirle al niño a qué debe jugar y cómo debe hacerlo para conducir al niño a través de los materiales y las presentaciones sofisticadas.

Ya sea en una aula o en casa, cuando nos ocupamos y damos valor real a los cuidados cotidianos y al juego libre, ¿qué tiempo nos queda para ponernos a hacer realizar casi diariamente PROVOCACIONES y otras presentaciones ostentosas?

Dar tiempo a la escucha, al diálogo, a los cuidados cotidianos, dar tiempo a  conocer al niño a través de la observación, preparar el espacio y seleccionar los materiales para que sean suficientes y pertinentes, gestionar conflictos y frustraciones… ¿pero de verdad hay que ponerse a hacer provocaciones y presentaciones GUAU? ¿en serio? ¿cuál es la ganancia?

Cuando hablamos de acompañamiento respetuoso, de ofrecer un marco protector y seguro y de acompañar desde la disponibilidad y la confianza no hablamos en ningún caso de que le tengamos que enseñar al mundo constantemente lo buenas profesionales o madres/padres que somos por las actividades y presentaciones que realizamos.

Dar valor al acompañamiento, a lo cotidiano y a la autonomía del niño no era esto, hemos vuelto a caer en la trampa del consumismo, en la trampa del ego adulto, en la trampa del que se note y sea visible que hago algo.

Seguimos con el mismo miedo al vacío, a que parezca que no hago nada y nos hemos lanzado de cabeza materiales y presentaciones que son puro postureo e interfieren en la autonomía real de bebés y niños/as pequeños y nos quitan tiempo de relación auténtica y de conocimiento profundo de cada niño y cada niña.

DAR TIEMPO Y ESPACIO

Para dar tiempo y espacio hace falta saberse colocar en segundo plano en los momento de juego y actividad (que no durante los cuidados) hace falta saber retirarse sin dejar de estar disponible, hacer presencia sin estar presente en primer plano, ni nosotros ni nuestras propuestas de juego.

El JUEGO LIBRE pertenece al niño, ni a nosotros ni a los materiales.




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