TIEMPO DE ACOGIDA. BELLA METÁFORA.

Pronto comenzará el  tiempo de acogida, un período caracterizado por emociones fuertes tanto para los niños y niñas como para sus familias. Compartimos este post que describe a través de una metáfora cómo funcionan las necesidades emocionales, como el contacto, de estar seguro o sentirse seguro, típico de los niños en esta delicada etapa. Satisfacer estas necesidades no crea dependencia, por el contrario ayuda a nuestros hijos a vivir con más serenidad y seguridad esta nueva experiencia.
“Imaginen tener sed. A veces se le da un vaso de agua, a veces no. Su sed no está satisfecha. Lo único que saben es que siempre es otra persona que decide si le dan o no un vaso de agua. Se vuelven cada vez más nerviosos y frustrados. Por lo tanto, comienza a pedir agua continuamente, incluso cuando no tienes sed, porque no estás seguro de que cuando tengas sed, te habrá dado agua. Se sienten inseguros cuando no tienen agua disponible y tan preocupados por no tener suficiente agua son incapaces de pensar en otra. Se convierten en dependientes de la fuente, que no abandonan para poder preguntar todo el tiempo.
Ahora imagina el escenario opuesto. Tienes sed y te da una bebida para saciar tu sed. Estás satisfecho y puedes seguir haciendo lo que estabas haciendo sin preocupaciones. Te tranquiliza saber que el agua está siempre disponible y que puedes tomarla cuando quieras. Con esta seguridad a veces te olvidas. Sin este tipo de pensamientos, puedes dedicarte a otras actividades. Puedes explorar, crecer, incluso alejarte de la fuente.
Ahora lleva este escenario a su pequeño y su necesidad de contacto físico. Es evidente que responder inmediatamente a la necesidad de su bebé no lo hará adicto..."
Una metáfora que hace entender muy bien lo que son las necesidades. Satisfacer la necesidad de contacto permite al niño sentirse seguro y dirigir su atención al descubrimiento del mundo circundante. Satisfacer una necesidad emocional no crea adicción! Por el contrario, es fundamental si queremos criar niños autónomos y seguros.
Incluso en el nido y en la escuela el niño necesita sentirse oído y visto. Necesita acompañantes atentos y capaces de satisfacer las necesidades de contacto y de seguridad. También en la escuela el niño se deja ir al descubrimiento del medio ambiente, al juego, a nuevos aprendizajes y a la creación de nuevas relaciones si se siente primero a salvo en un buen acompañamiento.
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