NUEVO ESPACIO: Atelier.

Nuestro proyecto muestra la transformación de una entrada a un centro en un taller especial llamado “Atelier”. Éste contiene una gran variedad de materiales, herramientas y recursos, que son usados por todos los niños/as y maestros/as para explorar, expresar y crear pensamientos. Es un espacio que da continuidad a lo que sucede en las estancias (aulas) pero en un espacio más reducido, y en grupos pequeños. En él pretendemos ofrecer un entorno amable, cálido en el que los niños/as puedan, a partir de los diversos lenguajes de los que disponen, expresar su “yo interior” e ir pasando sus hipótesis de un plano más experimental a uno más abstracto y simbólico.

Gracias a las aportaciones de toda la comunidad educativa este entorno permite vivir una serie de experiencias que no se dan en ningún otro ambiente de la escuela. Las propuestas ajustadas al pequeño grupo de 2-4 alumnos/as, la disponibilidad de un adulto que acompaña los procesos, y la gran variedad de oportunidades de aprendizaje hacen que sea un entorno privilegiado de descubrimiento.

El Atelier es un espacio acogedor al que van grupos reducidos de 2-4 niños/as en los que la prioridad es el descubrimiento, el asombro, la investigación, la duda, las preguntas a través de los diferentes lenguajes del niño/a. Se trata de una sala pequeña en la que hay múltiples opciones de exploración como una mesa de luz, elementos naturales (troncos, hojas, calabazas secas, madera, arena…) y muchos elementos artísticos (barro, pinturas, acuarelas, diversos formatos de colores, tijeras, variedad de papeles…)
En este atelier los materiales son vistos como lenguajes. Nuestro enfoque pedagógico va encaminado a "usar los materiales como lenguajes", donde cada niño/a puede usar todos los elementos que necesite para expresar sus creaciones.

Loris Malaguzzi, uno de nuestros referentes pedagógicos, describió “Los 100 Lenguajes del Niño”, reconociendo así todas las maneras diferentes que tienen los infantes de interpretar el mundo y representar sus ideas y teorías acerca de él. Enfatizamos así la importancia del arte no sólo como forma de expresión, sino como proceso para crear nuevos aprendizajes y conocimientos. Los alumnos/as se expresan mediante estos lenguajes para enriquecer su creatividad y su desarrollo social y cognitivo.
En nuestro Atelier seguimos el proceso natural de aprendizaje en el que se pasa- respetando el ritmo de cada uno- del “placer de hacer” al “placer de hacer y pensar”, en un plano más simbólico. De este modo reconocemos y valoramos todas las formas de expresión y comunicación que tienen los niños/as.

El tipo de propuesta varía mucho en función de la edad de los alumnos/s, de su maduración, de sus intereses, de los objetivos del docente… Ahora bien, toda propuesta sigue unos cánones estéticos ya que el adulto, cuando dispone los materiales, tiene en cuenta que sea una propuesta bella, atractiva, con los materiales disponibles y que invite al descubrimiento. No es lo mismo ofrecer unos colores en una caja de plástico todos mezclados, que disponer una gama de azules desde los más claros a los más oscuros enseñando así, de manera indirecta, que existen muchos tonos de azul. Siempre se prepara el espacio previamente para no influir de manera directa en el descubrimiento de los niños/as. Los materiales y su disposición están condicionados por los objetivos de la propuesta por eso cada una de ellas es única e irrepetible. A modo de ejemplo se llevan a cabo propuestas con elementos naturales, pintura, arena, barro, luz…

Los diferentes materiales nos permiten llevar a cabo experiencias que promueven todos los sentidos. Además, si el educador/a observa que la propuesta les ha resultado interesante, en la siguiente sesión tiene la oportunidad de ofrecerla de nuevo ampliando el tipo de material para que así la exploración sea más profunda. Poniendo un ejemplo general: en una primera sesión con el barro se podría ofrecer una pieza grande o diferentes trozos de barro dispuestos por la mesa o en suelo. Es posible que nos interese que el niño/a se centre solamente en el material: su textura, su olor, su temperatura… El adulto debe haber preparado herramientas o objetos (palos de madera, trozos de cadenas, conchas…) que combinen con este materia para ofrecerlas en esa misma sesión si es necesario o en las posteriores.

Es por todo esto que los alumnos/as precisan de un adulto que escuche, que dé significado al mensaje, que observe los procesos y ajuste las propuestas, y sobretodo que valore cada expresión de los niños/as como algo único y maravilloso en sí mismo. Para ello el maestro/a acoge y reconoce cada intervención pudiéndole dar el valor que se merece con una documentación, si es preciso, (con imágenes, videos y notas) del proceso y su respectivo análisis. Siempre es el mismo adulto el que acompaña al mismo grupo para así poder interpretar más sus necesidades y darles cabida. Como dijo Carlina Rinaldi, consultora pedagógica para Reggio Children:

“Si nosotros reconocemos que los niños son activos protagonistas en la construcción del conocimiento, entonces el verbo más importante en la práctica educativa no sería hablar, sino escuchar. Escuchar significa, estar abierto a lo que otros tienen que decir, escuchar sus 100 lenguajes, con todos nuestro sentidos”

http://www.waece.org/web-experiencias/atelier.htm




























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